Tanto si has visitado Segovia como si estás pensando en visitarla, El último arco te ayudará a disfrutar todavía más de tu visita. De la mano de una trama emocionante, la novela recorre muchas de las leyendas que existen entorno a la ciudad de Segovia, poniendo especial énfasis en la famosa leyenda del Acueducto de Segovia.
Junto con la novela Los albarelos, más centrada en los edificios, podría considerarse una pequeña guía novelada para disfrutar con más intensidad de una visita a la ciudad de Segovia. O para recordarla tras una visita.
¿De qué va El último arco? Se trata de una historia que transcurre entremezclando realidad y fantasía en proporciones indefinidas. La novela empieza cuando un mensajero insiste en entregar en mano un misterioso sobre a Verónica, una joven arqueóloga con inquietudes por la investigación. Su contenido hará que la famosa leyenda del acueducto de Segovia cobre una nueva dimensión, hasta ahora inimaginable. Verónica no podrá resistirse a la curiosidad y morderá la manzana tentadora que se le ofrece. Así, con la ayuda de sus amigos de toda la vida, empezará a investigar lo que pudiera haber de cierto en todo aquello. El grupo, sin darse cuenta, se irá metiendo en ese bosque místico que el sobre ha desplegado a su alrededor. El trayecto que deberán recorrer esconde peligros que no esperan. A cada paso que den, con cada arco que avancen, creerán más en que el contenido de aquella carta es posible. Sin embargo, todos ellos estarán tan obcecados en desentrañar el misterio que no serán conscientes de que el llegar al último arco puede cambiarles la vida para siempre. El sobre resultará ser un caballo de Troya y la investigación, entretenida y divertida en sus inicios, les acabará haciendo cuestionar lo que cada uno de ellos guarda en lo más profundo de su ser.
Julio Trujillo reseñó en su día el libro en el periódico Correo farmacéutico. De la novela escribió que "el relato es ágil, adaptado a la vida cotidiana y al lenguaje normal entre personas normales, es decir, lejos del almibarado vocabulario que a veces se asimila con lo que debe entenderse necesariamente por literario. El último arco no está en esta línea sino justo en la contraria, en la de verter en el texto la conversación cotidiana, sin artificios y sin rebuscamientos, lo que no es fácil". Concluyendo que "El último arco es un relato ligero, ameno, que se lee con facilidad y que hace pasar un buen rato".
